Entrevista exclusiva de Daniela Arancibia Meléndez | RBC & ASESORES
QUITO, ECUADOR. En una solemne sesión extraordinaria celebrada el 24 de junio de 2025 en la sede central de CONACCE Chaplains International, se acordó conferir el rango de General Misionero Capellán a destacados ciudadanos del mundo por su labor en favor de la paz, los derechos humanos y la construcción de una sociedad más justa. La ceremonia oficial de investidura se realizó el 25 de junio en el Salón Plenario José Mejía Lequerica de la Asamblea Nacional de la República del Ecuador.
En este marco, el chileno Ricardo Bravo Cornejo fue distinguido con la Medalla Diplomática Internacional, la más alta presea entregada por esta institución. A continuación, compartimos una conversación exclusiva con el homenajeado.
¿Cuál fue su primera reacción al recibir la noticia de este reconocimiento internacional?
Ricardo Bravo Cornejo:
Fue una emoción profunda, pero también un momento de reflexión. Recibir esta distinción como General Misionero Capellán y la Medalla Diplomática de CONACCE Chaplains no es solo un honor personal, sino una responsabilidad mayor. Me recordó que el compromiso con la paz, la defensa de los derechos humanos y la cohesión social es una tarea permanente que va más allá de las fronteras.
¿Qué representa para usted ser investido con el rango de General Misionero Capellán?
Representa un reconocimiento espiritual y humanitario. El rango de General Misionero Capellán no solo implica una función protocolar, sino una vocación de servicio universal. Es una invitación a seguir construyendo puentes entre comunidades, culturas y pueblos en conflicto. En tiempos donde la polarización amenaza la convivencia, esta misión es más necesaria que nunca.
La ceremonia se desarrolló en el Salón Plenario de la Asamblea Nacional del Ecuador. ¿Cómo vivió ese momento?
Fue un acto lleno de simbolismo. Recibir esta distinción en la sede del poder legislativo ecuatoriano, acompañado de autoridades, líderes religiosos, representantes diplomáticos y miembros del cuerpo capellánico internacional, es un hecho que guardaré con gratitud y humildad. La solemnidad del momento y el respeto que se vivía en el recinto fueron conmovedores.
Esta condecoración resalta su trayectoria en la defensa de los derechos humanos. ¿Cuál ha sido su principal motivación en ese ámbito?
Mi motivación ha sido siempre el ser humano. He tenido el privilegio de trabajar con comunidades vulnerables, en contextos de crisis y desigualdad, y ahí he aprendido que la dignidad no se negocia. Los derechos humanos no deben ser una teoría, sino una práctica diaria. Promoverlos es luchar por la justicia, por el respeto, por la equidad. Y si algo he aprendido en este camino, es que la paz no es la ausencia de conflicto, sino la presencia activa de justicia.
¿Qué mensaje le dejaría a las nuevas generaciones que se forman en el servicio humanitario y la diplomacia espiritual?
Les diría que nunca pierdan la sensibilidad ante el dolor humano. Que el verdadero liderazgo se construye desde la humildad, desde la empatía y desde la acción. Y que ser capellán misionero es también ser constructor de esperanza. No importa dónde estés, siempre puedes marcar una diferencia si trabajas con convicción, respeto y compasión.
Finalmente, ¿cómo proyecta su labor a partir de este reconocimiento?
Este galardón no es un cierre, sino un nuevo comienzo. Continuaré trabajando por la paz, el entendimiento intercultural y la promoción de los derechos humanos desde todas las plataformas posibles: la educación, la acción social, la diplomacia espiritual y el acompañamiento pastoral. El mundo necesita liderazgos éticos, y si este reconocimiento ayuda a visibilizar esa causa, entonces habremos dado un paso más.
Ricardo Bravo Cornejo se suma así a una distinguida nómina de líderes internacionales que han recibido esta condecoración. Su trayectoria y compromiso lo posicionan como un referente en el ámbito de la capellanía misionera y la diplomacia humanitaria.